Domingo 06 de Setiembre 11:00 a.m. en el Teatro Municipal del Callao “Alejandro Granda Relayza”
Narra Prokófiev que esta obra “la hizo no como un cuento coreográfico, sino como un relato en donde los instrumentos musicales sirvieran para personificar a los animales y al mismo tiempo hacer que los niños reconocieran a los diferentes instrumentos de la orquesta…”
Es así que conforme transcurre la historia, los niños y jóvenes se cautivarán y emocionarán al ver aparecer a un delicado pajarito, que será representado por la flauta; a un pato, por el oboe; el travieso gato, por el clarinete; el abuelo, por el fagot; el lobo, por los cornos; Pedro, por las cuerdas y los cazadores, por la conjunción de esos instrumentos, junto con los timbales y el tambor.
El objetivo es acercarlos a la música y la danza; enseñarles de manera indirecta, ya que por lo general muchos niños y jóvenes al escuchar la palabra didáctico, piensan que va ha ser aburrido.
Por ello es que sin saturarlos con demasiada información o movimientos muy complicados, tratamos de motivarlos a escuchar atentamente la música y al mismo tiempo que puedan reconocer o identificarse con diferentes estilos de danza, los cuales se muestran aquí de una manera clara, sencilla y especifica, para que ellos no pierdan el interés en la acción y la historia misma.
Creación de la obra
Desde la primera función, en febrero de 1936, Natalia Saz, responsable del Teatro y directora de la orquesta sinfónica, buscaba una música para familiarizar los niños/as con los sonidos de la orquesta sinfónica, mediante un tema fácil de recordar. Saz propuso a Prokofiev que compusiera esta obra.
La primera idea argumental que Natalia le sugirió fue que un miembro de una organización juvenil soviética, cogiera un lobo y que los diferentes instrumentos de la orquesta identificaran a cada uno de los personajes, así la flauta traversa podría ser un pájaro.
La idea le gustó al compositor, lo que no le gustó fue el texto escrito, pues Sergei consideraba que estaba demasiado rimado. De este modo, fue el mismo compositor quién escribiera el texto. En una semana, acabó la composición en el piano y siete días más tarde, completó la orquestación.
El 2 de mayo de 1936 se estrenó el cuento sinfónico “Pedro y El Lobo”, dirigido por el propio compositor, con la Orquesta Filarmónica de Moscú y narrado por Natalia Saz.
La obra fue aceptada por la Unión Soviética y Occidente por su carácter didáctico y por su ingenuidad. La música atrae tanto a los más pequeños como a los adultos y adapta, con gran maestría, unos mínimos recursos musicales con una temática popular e infantil. El argumento tiene una moral subversiva que se podría traducir en que no se llega a ser un héroe si no se plantean unos mínimos retos y riesgos, desafiando, al mismo tiempo, a la autoridad.
