El Ballet Nacional es el primer elenco de danza escénica del Perú, tiene como principal objetivo la difusión de la danza en todos sus géneros y manifestaciones con el propósito principal de crear un estilo que sea producto de una síntesis original del ballet clásico y de las técnicas modernas, y que refleje además el auténtico sentir peruano por la belleza y la alegría del baile, sin sacrificar en esa búsqueda, la multiplicidad de las raíces culturales del país.
Sus orígenes se remontan al año 1940 cuando viene a radicar a Lima la artista norteamericana KAYE MAC KINNON, quien inicia en 1942 profundas investigaciones de la historia, costumbres y folklore del Perú. Colabora con la A.A.A. en la creación del primer ballet inspirado totalmente en motivos peruanos. En 1946 funda su propia escuela y en 1948 su Compañía de Ballet Peruano. En 1952 el Ministerio de Educación otorgó valor oficial a su enseñanza y con su elenco realizó numerosas y exitosas giras por América y Europa.
En 1967 se concede a su escuela la categoría de Instituto Nacional de Ballet y entre una de sus finalidades figura la organización del primer elenco profesional, dependiente de la entonces Casa de la Cultura, teniéndola como primera directora.
Luego la sucederían en la conducción de la compañía nacional:
CARMEN MUÑOZ: Fue nombrada Directora y Organizadora del Ballet Nacional, en ese entonces “Grupo Nacional de Danza”, teniendo el honor de haber sido la Primera Directora de ese Órgano de Ejecución.
HILDA RIVEROS: Como Directora del Ballet Moderno de Cámara, del Grupo Nacional de Danza de nuestro país, presentó varios estrenos de sus coreografías y repuso algunas de las más exitosas de sus creaciones, participando también como intérprete.
MARTHA FERRADAS: Fue directora de la Escuela Nacional de Ballet de 1973 a 1985, con el intervalo de tres años 1976 - 1979, tiempo en que ejerció la dirección del Grupo Nacional de Danza del INC. Hoy Ballet Nacional del Ministerio de Cultura.
VERA STASTNY: En 1979 fue llamada a dirigir el Grupo de Danza del Instituto Nacional de Cultura. Al unirse este grupo con el Ballet de San Marcos se formó el Ballet Nacional.
STELLA PUGA: Ejerció la dirección del Ballet Nacional en 1986.
OLGA SHIMASAKI: Se desempeñó como coreógrafa y directora asistente del Ballet Nacional del Instituto Nacional de Cultura entre 1980 y 1987, luego directora encargada del Ballet Nacional en 1987 y Directora del Ballet Nacional Perú desde 1988 hasta hace unos meses.
Debemos destacar que el Ballet Nacional a lo largo de sus 47 años de existencia ha recibido el aporte de grandes maestros y coreógrafos para su desarrollo, entre los que figuran Anna Sokolow, Alexander Plissetski, Rosemary Helliwell, Susana Linke, Royston Maldoon, Jacob Lascu, Annette Page, Anneli Vuorenjuuri, Stephen Jenkins, Diana Haight, Sandra Balestracci, Rodolfo Fontanetto, Pascal Vincent, Jaime Díaz, Haydee Caycho, Liliana D´Albyni, Jimmy Gammonet, Jorge Rodríguez Vede, Heywood Mc Griff, Sondra Lomax, Nolan Dennett, Jaime Pinto, Claudio Muñoz, Gary Palmer, Martín Padrón, Genevieve Chaussat, Dana Tai Soon Burgess, Carmen Rozestraten, Mark Foehringer, entre otros.
La creación de un elenco de ballet en nuestro país, trajo como natural consecuencia la necesidad de formar su respectivo semillero, es así que en 1946 la bailarina y coreógrafa KAYE MAC KINNON funda su propia escuela. Años más tarde en 1967 se crea el Instituto Nacional de Ballet, teniéndola a ella como su principal gestora y directora, dando origen posteriormente a la fundación de la actual Escuela Nacional Superior de Ballet (ENSB) que recientemente brinda, por primera vez en nuestro medio, la oportunidad de obtener el grado profesional universitario como ejecutante o como docente en danza clásica.
Paralelamente a estos acontecimientos, muchos bailarines y bailarinas asumen la tarea de dictar clases de ballet de manera particular en diferentes lugares de Lima, dando origen paulatinamente a la formación de academias, escuelas particulares, asociaciones, talleres municipales y de otras instituciones para la enseñanza de esta disciplina artística, que en el transcurrir del tiempo se ha ido expandiendo por gran parte de nuestro territorio, llegando a ser miles los espacios dedicados a esta labor en todo el país y millones los niños, que con mayor o menor frecuencia, a lo largo de todos estos años, han asistido a recibir clases de ballet. Si bien es cierto, que no todos acuden necesariamente para ser bailarines clásicos, debido a lo exigente de sus requisitos, hay variadas motivaciones para practicarlo, ya sea por entretenimiento, prescripción médica, para ejercitarse o como base para el desarrollo de otros bailes, artes escénica y algunos deportes.
Por consiguiente, al hablar de ballet, no solo nos estamos refiriendo a un grupo de personas cuya única labor es bailar de manera profesional, sino a una actividad que ha calado profundamente en todos los estratos sociales de nuestro país y que ha sembrado expectativas en toda una enorme cantera de niños que con gran entusiasmo aspiran a ser bailarines y que han sido, en gran parte, el sustento para que esta disciplina artística haya logrado su profesionalización en nuestro país.
Actualmente el Ballet Nacional se encuentra acéfalo y a la espera de una nueva conducción; sin embargo no podemos dejar de mencionar que desde hace algunos años atrás el ballet ha ido alejándose de su rumbo original y perdiendo presencia en los teatros, quizás por falta de una planificación acorde con sus verdadera esencia y necesidades, lo que ha permitido que haya sido frecuente que ocasionales coreógrafos, cuyo estilo no necesariamente coincide con el de la compañía, monten obras que no han permanecido en el repertorio de la institución ni han contribuido al crecimiento del elenco; asimismo, poco a poco las largas y acostumbradas temporadas anuales del Ballet han ido disminuyendo en número de fechas de presentación hasta llegar últimamente a suprimirlas, como lo fuera el caso de la temporada de verano y la última temporada de diciembre de 2013.
Estas circunstancias por las que atraviesa la compañía no solo resultan desmotivadoras para sus integrantes y desconcertantes para el público del Ballet, sino inaceptables, toda vez que ahora el Ballet forma parte de un ministerio que cuenta con presupuesto propio y una bien montada estructura administrativa de apoyo, tiene a su disposición las instalaciones del más moderno y mejor teatro del país y uno de los mejores de Latinoamérica, posee salones amplios con toda la infraestructura necesaria para llevar a cabo sus clases y prácticas diarias y un número suficiente de bailarines; no debemos olvidar que durante mucho tiempo el Ballet Nacional estuvo errante, carecía de local y tuvo que adecuarse a los que ocasionalmente podía conseguir, pero que sin embargo, a pesar de todos estos inconvenientes, tenía que cumplir con sus temporadas, las cuales contenían un significativo número mayor de presentaciones que las que se vienen realizando actualmente.
No podemos dejar de tomar en cuenta que hoy en día cada vez más turistas vistan nuestra patria atraídos por variados motivos y que buscan también asistir a espectáculos de calidad, donde el Gran Teatro Nacional no pasa desapercibido, lo que nos da una razón importante para darle mayor énfasis al trabajo del Elenco Nacional, ya que estamos en la obligación de poder ofrecer a estos visitantes y a nuestro público local, espectáculos de ballet de nivel internacional, como se ofrece en las principales capitales del mundo.
Otro motivo para reforzar el desarrollo de la danza clásica como base del Elenco Nacional es, como lo mencionamos líneas arriba, la gran cantidad de espacios donde se imparte la enseñanza del ballet para lograr futuros bailarines y que sin elencos profesionales, su trabajo dejaría de tener motivación.
Corresponde por tanto, que lo antes posible, las autoridades competentes del Ministerio de Cultura realicen de manera concienzuda las acciones correspondientes para que la compañía retome su esencia original, y elijan a la persona idónea que conduzca al Ballet Nacional como un elenco que difunda la danza con un estilo que sea producto de una síntesis original del ballet clásico y de las técnicas modernas, y que refleje además el auténtico sentir peruano.
De ahí la importancia de quien asuma la dirección de este órgano de difusión del estado sea un profesional peruano identificado con la gran multiplicidad de las raíces culturales de nuestro país, de reconocida trayectoria como bailarín y coreógrafo en la danza clásica y neo clásica, conozca el repertorio internacional y al mismo tiempo tenga experiencia de dirección y contactos a nivel internacional, para proveer a la compañía de los elementos necesarios para su óptimo desarrollo.
Por tal razón, pensamos que un extraordinario prospecto para la conducción del Ballet Nacional, si él tiene a bien considerarlo, podría ser el Señor Jimmy Gamonet, peruano que lleva más de dos décadas de trabajo continuo en este arte, distinguiéndose por sus obras, que lo han llevado por diversos escenarios de Norteamérica, Sudamérica y Europa y haber obtenido el reconocimiento de las más renombradas instituciones representativas de este arte a nivel mundial. Además cuenta con la experiencia de haber sido uno de los principales coreógrafos del Miami City Ballet y el haber dirigido su propia compañía de ballet profesional.
Quizás hallan otros profesionales con las condiciones requeridas para la conducción del Elenco Nacional, por lo que es este el momento en que debemos manifestarnos y dar a conocer nuestras inquietudes y propuestas; especialmente quienes estamos comprometidos con la actividad, como es nuestro caso, que formamos niños y jóvenes en la técnica clásica, por lo que la situación que atraviesa el Ballet Nacional y su proyección futura no nos es indiferente, ya que nuestra labor formando promociones, luego de más de diez años de trabajo continuo, está dirigida a que tengan los espacios donde desempeñarse como profesionales del ballet una vez terminada su capacitación.
Liz Coz Casagrandi
Ex Bailarina Principal del Ballet Nacional
Directora de EURITMIADANZA Escuela de Ballet